sábado, 5 de abril de 2014

Hay una sola miseria: no vivir como hijos.


V DOMINGO

«Hay una sola miseria: no vivir como hijos.»

 


Quitaron la piedra del sepulcro. Jesús entonces levantó los ojos y dijo: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo he dicho por la gente que está a mi alrededor, para que crean que tú me has mandado”. Y, dicho esto, gritó: “Lázaro, ¡ven afuera!”. (Jn 11,41-43)

 
Siendo verdadero hombre como nosotros, lloró a su amigo Lázaro;
Siendo Dios y Señor de la vida, lo llamó del sepulcro.
Hoy extiende su misericordia a toda la humanidad,
y con sus sacramentos nos hace pasar
de la muerte a la vida.

(Del Prefacio)

 
Del mensaje del Papa Francisco:

«Podríamos pensar que este “camino” de la pobreza fue el de Jesús, mientras que nosotros, que venimos después de Él, podemos salvar el mundo con los medios humanos adecuados. No es así.
En toda época y en todo lugar, Dios sigue salvando a los hombres y salvando el mundo mediante la pobreza de Cristo, el cual se hace pobre en los Sacramentos, en la Palabra y en su Iglesia, que es un pueblo de pobres. La riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y solamente a través de nuestra pobreza, personal y comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo.»

 
ORACIÓN:

Oh Dios, que en el memorial de la Pascua reúnes a tu Iglesia, peregrina en el mundo, danos tu Espíritu para que en la celebración del misterio eucarístico reconozcamos a Cristo, crucificado y resucitado, que abre nuestro corazón para comprender las Escrituras y se nos revela en el partir el Pan.
 

COMPROMISO:

Actitud de comunión: busco esta semana participar en la Eucaristía para reavivar mi identidad de hijo.

 

Basado en un original italiano del Ufficio Pastorale Universitaria del Vicariato de Roma: www.uniurbe.org

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