domingo, 30 de noviembre de 2014

Evangelio - Profecía - Esperanza

Esta mañana, en la Basílica Vaticana, con la Celebración de la Eucaristía, comenzó oficialmente el Año de la Vida Consagrada. Comparto una breve reflexión en general sobre este acontecimiento, comentando el logo que se ha realizado:


El logo nos presenta una paloma que sostiene sobre un ala un globo poliédrico, mientras vuela sobre las aguas de las que se levantan tres estrellas, custodiadas por la otra ala. El lema: "Vida consagrada en la Iglesia de hoy: Evangelio, Profecía, Esperanza".

La Paloma representa - lo sabemos muy bien - al Espíritu Santo, que inspira y dirige los diversos carismas en la Iglesia. Aletea sobre las aguas, como al inicio del Génesis, recordando la acción creadora y renovadora del Espíritu; recuerda también el Bautismo, como primera consagración a Cristo de cada cristiano.

El mar está hecho de teselas de mosaico que representan la gran diversidad carismática de la vida religiosa, que sin embargo es animada por el mismo espíritu y orientada al mismo fin. Del mar brotan tres estrellas que pueden representar los tres consejos evangélicos - pobreza, obediencia y castidad -, y también el "sello áureo" con el que se honra a María en la iconografía bizantina: la Virgen Santísima es la primera discípula de Cristo y la patrona y modelo de toda vida consagrada.

El globo poliédrico representa el mundo, con su variedad de pueblos y de culturas, sostenido y guiado por el Espíritu: es una invitación a los consagrados a ser "portadores del Espíritu: hombres y mujeres profundamente espirituales capaces de fecundar secretamente la historia".

Sobre el lema espero tener ocasión de reflexionar en algunas de las próximas entradas de este blog. Ante el desafío de comprender y valorar a la vida consagrada en la Iglesia de hoy, el mismo lema nos recuerda que un consagrado a Dios es Evangelio, es Profecía y Esperanza para el mundo y para la Iglesia. La riqueza de cada una de estas palabras la iremos desgranando poco a poco en los próximos meses.

La vida consagrada a Dios, en la Iglesia, según un carisma específico - estrictamente en ese orden: Dios, Iglesia, Instituto - está llamada a ser un signo para toda la Iglesia de la vida futura.

La primera invitación que les hago - y que me hago a mí mismo - es a rezar para que los consagrados sepamos ser lo que debemos. Que este año dedicado a reflexionar en la belleza de la vocación consagrada sea fuente de renovación personal de cada religioso y religiosa, de cada consagrado y consagrada; y que sea también una fuente de nuevas vocaciones.

¡Dios los bendiga!

Más información sobre el logo y el Año de la Vida Consagrada en: http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccscrlife/anno-vita-consacrata/logo_anno-vita-consacrata_sp.htm

viernes, 28 de noviembre de 2014

Cristo al Centro

Cambios... cambios... cambios.

Esta tarde lo he decidido. Lo venía pensando de hace un buen tiempo, pero las varias ocupaciones me lo tenían impedido.

Tenía bastante abandonado este blog. Y eso había que cambiarlo: primer cambio. Espero tener ocasión de compartir con mayor frecuencia reflexiones e ideas también por este medio. Y es que los 140 caracteres de Twitter no dan de sí cuando se quiere escribir algo con un poco más de sentido, o con un poco más de matices...

Y esto conlleva un segundo cambio: un cambio de temática. Pretendo escribir ahora un poco de todo: de filosofía y teología, de espiritualidad, de política y sociedad, educación y valores; de temas de actualidad y de reminiscencias de un pasado que, como diría Manrique, pareciera haber sido mejor.

Una amplia variedad de temas, de ideas... unos con más y otros con menos literatura... pero todos - y esto es lo fundamental - con Cristo al Centro.

Y éste es el tercer - y fundamental - cambio. "Vida-en-Dios" se llamaba este blog hasta hace unos minutos. Ahora se llama "Cristo al Centro". No es un capricho. Es un cambio profundo de perspectiva.

Es verdad que la vida, para que esté anclada en Dios, implica el Cristocentrismo. Y es verdad también que el Cristocentrismo produce una vida anclada en Dios. Pero prefiero cambiar la perspectiva y ver más a Cristo, su Persona y su Mensaje, que a mí mismo. Dejar que la Persona y el Mensaje del Señor lleguen a la vida cotidiana, a mi vida cotidiana; y en ese orden.

Cristo tiene algo que decir de todo lo que es verdaderamente humano. De la espiritualidad al deporte; de la Iglesia a la Política. Cuando Cristo - que es Dios y Hombre - se coloca en el centro de un asunto - el que sea - se descubre un equilibrio que, buscando otros epicentros, es difícil encontrar.

¡Dios les bendiga!
#CristoalCentro